Enfrentando el Futuro Sin Temor

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Disturbios sociales. Desempleo. Un mercado financiero inestable. No es difícil encontrar motivos para estar an-siosos hoy en día. Si no son crisis nacionales, una variedad de problemas diarios pueden trastornarnos: el quiste que se ha detectado en el seno, los papeles de divorcio, el adolescente caprichoso que se siente arrastrado a la rebelión; fondos de retiro disminuyendo.

Si sientes que el temor al futuro te paraliza, trata de vencerlo con el simple acto de recordar.

Recuerda al Creador

El Dios que te creó tiene el control de tu vida. Aquel que con su palabra hizo que el universo existiera, comprende las malas rachas económicas y está al tanto de las sesiones de consejería y quimoterapia. Con toda justa razón pregunta, “¿Quién es igual a mi?” (Isaías 40:25).

Ya que Dios es el dueño de todo, la vida, con todo y sus temidos escombros, gira en torno a los ejes inmovibles de su divina soberanidad. “El mundo es de mi Dios,”  nos dice el himno — no tuyo, ni del gobierno, ni del cirujano que va a operar en la mañana. Esto no quiere decir que no van a suceder cosas malas, sino que Dios te va a ayudar cuando no sepas que hacer. Puedes contar con él para que te dé cordura en medio del pánico, y para cambiar lo malo en algo bueno — si es que le amas (Romanos 8:28).

Es fácil olvidar esto. Un mal resultado de un examen en la muestra de sangre, un mal día en Wall Street, y Dios se encoge. Pero la verdad es que, si recuerdas correctamente al Creador, tu eres el que se encoge — no Dios: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, . . .¿qué es el hombre para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre para que lo visites?” (Salmos 8:3, 4).

A pesar de lo ves o no ves, de lo que sientes o temes, el mundo de Dios tiene un propósito y un plan. Los errores y desgracias no tienen la última palabra.

Recuerda el pasado

Dios sabe que nuestra perspectiva del futuro muchas veces está limitada a lo que podemos ver. Es por eso que los refranes de “recuerda” y “no olvides el pasado” enlazan las Escrituras. Si le temes al futuro, trata de recordar “las obras del Señor” (Salmos 77:11).

Deja que el Salmo 105 te muestre como. Sigue las obras que Dios realizó  en favor de los Israelitas: Los protegió de la opresión; permitió que José se convirtiera en esclavo, planendo que el sería la llave que Dios usaría en el futuro para la sobrevivencia; hizo a los Israelitas fructíferos; le dió poder a Moisés y a Aaron para realizar milagros ante faraón y la gente; envió plagas y sacó a los Israelitas  de Egipto; los guió con fuego por la noche y una nube durante el día; les dió de comer y beber en el desierto; les dió tierras de otras naciones.

Noten el detalle; aquí está la prueba de lo escencial que es tener una buena memoria. Cuando fallamos en recordar la ayuda específica que Dios les dio en el pasado,  pone a la persona en el peligro de fallar en depender en él para el futuro.

Eso fue lo que les pasó a los Israelitas: “no entendieron tus maravillas, no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias. . .” (106:7). Cuando las personas enfrentan nuevos desafíos después que han sido liberados, se rehusan a esperar en el consejo de Dios porque ya han olvidado lo que “el ha hecho en el pasado (v. 13). De inmediato, su olvido dió paso a la rebelión, impaciencia, murmuración, quejas, envidia, idolatría, y por último incredulidad.

De la misma manera, cuando el temor te agobia, tiendes a olvidar lo que Dios ha hecho  por ti en el pasado. Por ahora, probablemente ya has acumulado suficientes millas como para ofrecer una encuesta justa del camino que ha quedado atrás. ¿En que parte de tu viaje intervino Dios? ¿Cuándo envió a un mensajero de esperanza? ¿Cuándo cambió una actitud y te trajo paz? ¿Cómo suplió tus necesidades? En pleitos de custodia, visitas en la corte, cuidando de padres que están envejeciendo, ajustes en una vida de soltería, una enfermedad de mucho tiempo, y la separación por muerte y divorcio, a través de todas estas circunstancias puedes ver la mano providencial de Dios.

Quizá deberías tratar de escribir tu propia versión del Salmo 105, especialmente si tu actitud tiende a inclinarse a la descrita en el Salmo 106. Recordar el Mar Rojo en tu pasado significa que una vez más puedes “Buscar a Jehová y su poder, busca siempre su rostro” (105:4).

Recuerda que Dios recuerda

Dios tiene una memoria única. Cuando nos arrepentimos, ya no se acuerda más de  nuestros pecados (Isaías 43:25). Pero nunca se olvida de aquellos hijos que él formó en el vientre de la madre (49:15, 16).

El libro de Génesis nos ofrece el texto de otra dimension de la memoria de Dios. Y pensar en esto te va a ayudar a estar firme ante los temores del futuro.

Dios decidió destruír la tierra con un diluvio. Pero prometió salvar a Noe si es que él seguía las instrucciones para construír un arca y después poner a su familia y a los animales en ella. ¿Si aguantará la brea? Noe podría haberse preguntado. ¿Es la madera lo suficientemente fuerte como para aguantar las corrientes? ¿Y qué va a pasar cuando el arca quede asentada?

Por cuarenta dias Dios permaneció en silencio. El escritor de Génesis dice que después que las aguas cubrieron la tierra por cerca de cinco meses, “Dios se acordó de Noe . . .” (Génesis 8:1). Esto no implica que Dios se había olvidado de su siervo por un tiempo y de repente lo recordó. Más bien quiere decir que Dios siempre estaba al tanto de su promesa  de preservar a Noe, su familia y los animales. (6:18), sino que había tomado tiempo en cumplirla.

Un viento sopló sobre la tierra, y las aguas se retiraron. En el séptimo mes, el arca descansó en los montes de Ararat y junto con ella descansaron todas las dudas que quizá Noe pudo haber  tenido. Ya cuando las condiciones estaban aceptables, entonces Dios le permitió a Noe, a su familia y a los animales salir a un mundo limpio y fresco.

Dios nos  ha hecho muchas promesas en su palabra. Considera a cuales de ellas puedes mirar cuando el temor al futuro te paralice. Él promete fortaleza y auxilio cuando te encuentras aterrado (Isaías 41:10). Él promete que las aguas no te van a abrumar, que el fuego no te va a quemar (43:2). Él promete paz  perfecta si mantienes tu mente puesta en él (26:3).

Aguantando con firmeza

Richard Fuller escribe acerca de la sabiduria de un viejo hombre del mar: “En las tormentas feroces debemos hacer una cosa, ya que solo hay una manera de sobrevivir: debemos poner el barco en una cierta posición y mantenerlo allí.” Fuller compara nuestra alma al barco en la tormenta: Debemos ponerla en cierta posición y rehusar moverla, pase lo que pase.

Cuando las olas del temor te sacudan de un lado a otro, ejercita tu memoria para que tu alma se mantenga en la posición fija de la confianza. El control es del Creador,  piensa en la ayuda del pasado, y ten una memoria aguda de sus promesas — con esto, puedes enfrentar las tormentas del temor con toda confianza.

— Sherri Langton

Las citaf  Bíblicas fueron tomadas de la versión Reina Valera

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