Declaración de Fé de la Iglesia de Dios (Séptimo Día)

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Introducción

La Iglesia de Dios (Séptimo Día) se empeña a obedecer la Gran Comisión por medio de discipular gente para el Señor Jesucristo mediante el evangelismo e instrucción de la Palabra de Dios. Para ayudar a la iglesia en esto, el Concilio Ministerial de Norteamérica, compuesto del cuerpo ministerial de la Iglesia, ha adoptado las doce declaraciones de creencia en este folleto para introducir la enseñanza y practica de la Iglesia. Mientras que la Iglesia ha mantenido siempre un credo abierto, estas declaraciones conservan su patrimonio teológico, y presenta su más reciente y mejor comprensión de la Escritura.

1. La Santa Biblia

La Biblia, compuesta del Antiguo y Nuevo Testamento, es la Palabra inspirada por Dios. Inerrante en su escrito original, la Biblia es la única regla de fe autoritativa e infalible y conducta para la humanidad.

2. La Deidad

La Deidad Soberana del universo es Dios Todopoderoso, quien debe ser adorado en espíritu y en verdad.  Él es eterno, infinito, santo, Espíritu que existe por sí mismo, que creó, sostiene, reina, redime y juzga Su creación. Uno en naturaleza, esencia y existencia, Dios es revelado, en las Escrituras, como Padre e Hijo.

Dios, el Padre

Dios el Padre de quien provienen todas las cosas, a quien nadie ha visto ni puede ver, reina en los cielos y transciende todo nuestro entendimiento. Él es revelado como nuestro amoroso Padre Celestial por Su Hijo, el Señor Jesucristo. Finalmente, Dios el Padre restaurará la perfecta armonía a toda la creación a través de Cristo, y reinará eternamente sobre los redimidos.

Jesús, el Hijo

Jesucristo es el único Hijo unigénito de Dios.  Como engendrado, no creado, El comparte la naturaleza, nombres, y atributos de Dios con el Padre. Como Hijo, no Padre, Jesús es subordinado al Padre en rango. Desde la eternidad  el Hijo fue con el Padre y compartió Su gloria como el verbo pre-encarnado, y con Él creó y sustenta todas las cosas. Jesús el Cristo [Mesías] nació de la virgen María por el poder del Espíritu Santo, uniendo así las dos naturalezas – humana y divina. Jesús vivió sin pecado, murió como expiación de sacrificio  por el pecado, estuvo en la tumba tres días y noches enteras, resucitó en cuerpo y ascendió a Su padre donde sirve como mediador y Sumo Sacerdote. Él reina en el cielo como Señor,  y regresará a la tierra como Juez y Rey. Ahora, agrada al Padre que el Hijo sea preeminente en todas las cosas, y recibe nuestra adoración.

El Espíritu Santo

El Espíritu Santo es el consolador divino prometido que procede del Padre y el Hijo. El Espíritu es la presencia de Dios y poder en el mundo y habita en los creyentes.  Por medio del Espíritu Santo, Dios inspiró e ilumina las Escrituras; condena y regenera a los pecadores; santifica; instruye, consuela, guía, y mantiene a los creyentes, habilitándolos para el servicio.  En la vida del creyente el Espíritu Santo es evidente mediante la fe en Cristo, la obediencia a Dios, y portador del  fruto espiritual del amor.

3. El Hombre, Satanás, el Pecado y la Muerte

La humanidad fue creada a la imagen de Dios sin pecado, pero no naturalmente inmortal.  El pecado entró en el mundo cuando Adán y Eva se rindieron ante la tentación del adversario de Dios, Satanás.  El diablo, capaz de transformarse en ángel de luz para engañar y destruir a la humanidad, será destruido al final en el lago del fuego.  Como resultado de la caída de Adán, toda la humanidad se hizo pecadora por naturaleza y por elección.  El resultado es la separación espiritual de Dios, la muerte física en un estado de inconsciencia, y la muerte eterna para aquellos que no reciben la salvación en Cristo.

4. El Hombre, la Salvación, y la vida

La humanidad pecadora puede salvarse de la pena de muerte eterna y recibir la vida eterna, únicamente por la gracia de Dios a través de la fe en Jesucristo, aparte del mérito humano, obras o ceremonias.  La expiación de pecados, con su promesa correspondiente de la vida eterna, viene a través de la muerte y resurrección de Cristo por nosotros, y se recibe como experiencia humana por la fe y la confianza.

5. La Iglesia

La iglesia de Dios en las Escrituras es un cuerpo espiritual de creyentes quienes mantienen la fe de Jesús y guardan los mandamientos de Dios.  Bajo el Señorío de Cristo y la autoridad de Su Palabra, la iglesia existe universalmente y localmente para propósitos de la adoración a Dios, la predicación del evangelio, la instrucción de los creyentes, y el servicio a la humanidad.  Los Cristianos deben participar en la misión de la iglesia con su servicio a otros, y la confraternidad con los creyentes.      

6. Ordenanzas Cristianas

Cristo prescribió dos ordenanzas que confirman la fe en Él: 1) el bautismo en agua precedido por una confesión de fe en Cristo junto al arrepentimiento, representa la unión inicial del creyente con Cristo mediante la muerte al pecado, la sepultura a través de la inmersión en el agua, y la ascensión a una vida controlada por el Espíritu; y 2) La Cena del Señor, un memorial de la muerte expiatoria de Cristo. Los creyentes conmemoran la muerte de Cristo al comer el pan de la comunión y beber de la copa, símbolos de Su cuerpo quebrantado y Su sangre derramada, la cual demuestra la comunión con nuestro Salvador hasta Su regreso.  Esto es acompañado por el lavamiento de pies.  Nosotros observamos este evento anualmente en la estación que fue instituida, y somos caritativos hacia aquellos que lo observan en otro tiempo.

7. Los Diez Mandamientos

Los Diez Mandamientos se conocían y se obedecían por personas fieles antes que la ley fuese dada en Sinai. Después de ser incorporados al nuevo pacto con el ejemplo y enseñanza de Cristo, ellos constituyen el código básico moral para toda la humanidad y son obedecidos para demostrar el amor del creyente hacia Dios y hacia su prójimo.

8. El Sábado

El Séptimo Día Sábado es el regalo de Dios para la humanidad desde la creación, lo escribió en los Diez Mandamientos con Su dedo. Jesús lo guardó y lo enseñó, y la iglesia apostólica lo observó. Un memorial de ambas creación y redención, los creyentes deben ahora fielmente celebrar el Sábado como día de reposo, adoración y buenas obras.

9. Matrimonio

El matrimonio es una institución de Dios y es una unión exclusiva para toda la vida entre un hombre y una mujer con el propósito de perpetuar la humanidad y enriquecer su experiencia humana.  Reflejando el vínculo entre Cristo y Su iglesia, el matrimonio se puede dar por terminado solamente por  infidelidad sexual.  Así como el Sábado, el matrimonio se remonta la semana de la creación, esta apegado a la ley moral, es reformado en las enseñanzas de Cristo, y encuentra significado final en Su venida.

10. Vida Cristiana

Los cristianos son llamados a la santidad en pensamiento, palabra y hechos, y a expresar su fe en Cristo a través de la devoción a Dios y a través de una santa interacción con sus prójimos.  Como resultado – no como causa –  de redención, los creyentes deben: 1) desarrollar una relación con Dios a través de la lectura y estudio de la Biblia, la oración, el ayuno, la adoración y  la obediencia; 2) ayudar con las necesidades físicas y espirituales de la humanidad a través de la compasión, el servicio social, y la testificación del evangelio; 3) oponerse al orgullo, la envidia, la pereza, la concupiscencia, la codicia, y a otros males en el espíritu; 4) rehusar los entretenimientos y prácticas inmorales, tales como la pornografía, la inmoralidad sexual y la homosexualidad en la carne; y 5) observar estos principios Bíblicos; diezmar y ofrendar de buena voluntad para el respaldo de la iglesia y su ministerio del evangelio; comer solamente las carnes descritas en la Biblia como “limpias;” considerar su participación en guerras físicas como contrario al llamado humanitario del Cristiano; evitar mezclar el Cristianismo con practicas extra-bíblicas, como la observancia común del Domingo, la Navidad, la Pascua, la Cuaresma, o la Víspera de los Santos (Halloween).

11. Profecía

La profecía Bíblica conserva y fortalece la esperanza del creyente por la Segunda Venida.  Identifica las tendencias y eventos religiosos, sociales, y políticos, incluyendo el renacimiento de la nación de Israel, el cual señala al regreso inminente de Cristo y el establecimiento eventual del reino eternal de Dios en la tierra.

12. El Reino de Dios

El reino de Dios (o, reino celestial) se realiza en tres fases.

El Reino Presente

El reino espiritual de gracia existe ahora mientras que Dios reina en las vidas de los fieles creyentes. Este reino fue anunciado y revelado a través de los profetas y del ministerio de nuestro Señor Jesucristo. Nosotros entramos en este reino cuando dejamos el pecado para servir a Dios a través de la fe en Jesucristo.

El Reino Milenial de Cristo

Jesús regresará a la tierra con poder y gloria para resucitar a los justos, otorgando inmortalidad y vida eterna a los resucitados y a los justos en vida, para vengar a los santos, y para ser glorificado en ellos.  Su reino terrenal de 1000 años será un reino universal en el cual todos los principados, poderes y enemigos serán vencidos.  Al final, los impíos serán resucitados para sufrir aniquilación en el juicio del gran trono blanco.

El Reino Eternal de Dios

El reino eternal de Dios comenzará cuando Jesucristo, habiendo puesto a todos los enemigos bajo sus pies, entregue el reino al Padre.  Dios vivirá con los redimidos en un nuevo cielo y una nueva tierra en donde no podrán entrar disgustos, profanaciones, o muerte, y en donde la justicia y la paz prevalecerán para siempre.

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